España no ha hecho los deberes

sábado, 13 de febrero de 2010
Parece ser que "España no ha hecho los deberes" de la misma forma que antes no los hizo Grecia, o una década antes Rusia o Singapur.

Es probable que más de uno, al leer la lista anterior, haya pensado que no se puede comparar a España con la Grecia tramposa que ocultó su deficit y engaño a Eurostat. Menos aún con la mafiosa nueva Rusia o la exótica autocracia del sudeste asíatico.

Este pensamiento nos mete de cabeza en la trampa, al pasar por alto un pequeño detalle que es crucial. En nuestra infancia no haber hecho los deberes constituía un serio problema. Los deberes que alguien te ponía (o mejor dicho, imponía), tu debías hacer y ese alguien te corregía.

Y cuando se trata de una nación soberana constituída por millones de individuos, con una sociedad, historia y costumbres, un sistema político, una telaraña de afectos, conflictos, deseos, anhelos e intereses ¿quien es el titánico maestro que se atreve a poner deberes?. ¿La ONU?, ¿Los omnipotentes USA?, ¿La emergente China?, en el caso de los paises de la unión ¿La Comisión Europea?.

La respuesta correcta es ninguno de los anteriores: Los Mercados. Así, en mayúscula. Y ¿quienes son los mercados? Si acudimos al Wikipedia (gracias, amigos) podemos ver se entiende por Mercado cualquier "conjunto de transacciones o acuerdos de negocios entre compradores y vendedores". Es evidente que para un conjunto de transacciones poner deberes no debe ser sencillo y además, que demonios, cualquier conjunto de transacciones todos sabemos que no es un mercado.

Mercado era el enorme y aromático edificio al que iba con mi abuela a olfatear pescadillas y fresas. A sorprenderme con el olor dulzón de la carne de vaca y el punzante de las muy españolas variantes en vinagre, el terroso de las patatas, y el olor a algas de los cangrejos. Y estos olores venían acompañados de un festival de colores que a mi me parecía impresionante hasta visité mi primer mercado asíatico y comprendí que Madrid es fundamentalmente una ciudad sin color, incluso en sus mercados.

Eso era un mercado, hasta que llegaron los expertos en mercadotécnia y lo redefinieron como "organizaciones o individuos con necesidades o deseos que tienen capacidad y que tienen la voluntad para comprar bienes y servicios para satisfacer sus necesidades" y se subieron a la cima del mundo donde permanecieron unas cuantas decadas. Pero hoy es evidente que esos mercados han perdido toda relevancia. Solo quedan LOS MERCADOS, los únicos. Los financieros.

Y ¿que son los mercados financieros? Ni más ni menos que "un mecanismo que permite a los agentes económicos el intercambio de activos financieros". He aquí una de las cumbres del genio humano: hemos creado un mecanismo que nos pone deberes. Varios siglos de lucha para escapar de la voluntad de los Dioses han permitido que por fin gocemos de la libertad de estar sometidos a unos mecanismos que gozan de voluntad propia. ¿De verdad non olet?

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